lunes, 13 de julio de 2009

La Vocación: Un acto de creación

Proponemos pensar la vocación de una manera diferente. La vocación se va construyendo, por tanto se puede modificar a lo largo de la vida. No se da de una vez y para siempre:
Decir que se construye significa que es un acto de creación (se crea sobre la base de algo sabido, a diferencia de la invención que crea a partir de nada), que todo sujeto realiza en algún momento de la vida. Cada ser requiere de un tiempo peculiar para encontrarse con la actividad que va a hacer. Aunque aquel que descifra el enigma y “sabe” que elige no siempre asegura el quehacer de su existencia. El ser humano se encuentra en constante cambio a lo largo de su ciclo vital y está sometido no solo a las crisis evolutivas esperables sino también a situaciones inesperadas e inoportunas que la vida le propone. Situaciones que lo obligan inexorablemente una y otra vez para recuperar la estabilidad perdida.
Decimos entonces que la vocación es un concepto dinámico, tiene movimientos, busca nuevos rumbos y su “hacer” está vinculado a los gustos, deseos y necesidades.
Vocación en tanto resultado de una interacción entre un llamado exterior (que atrae) y una fuerza interna (que puja por salir). No es ajena a los cambios que provocan las crisis que nos atraviesan.

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